La Panamericana desde el Perú – version espanola
Si, aquí estamos en medio de la Panamericana estancados en medio de la nada comiendo wafles de fresa. Viajar a dedo en Perú no es del todo difícil, aunque mucha gente ni siquiera entiende este concepto y a pesar de explicarles en que consiste, te siguen respondiendo:
– si, si papito, pero aca tienen una combi que los va a llevar a…donde sea.
Los locales en ocasiones también se desplazan a dedo, ya que es una forma de viajar mas económica pero no gratuita, por lo tanto, antes de subir hay que asegurarse de que es gratis y no te van a cobrar al llegar a tu destino. Desde Lima llegamos a Arequipa, la ciudad natal de Mario Vargas Llosa. Esta situada a 3.000 metros de altura y mis pulmones y cabeza lo empiezan a notar. En esta ciudad es imposible pasar hambre, practicamente en cada esquina hay un puesto ambulante de comida, por lo que se hace difícil no caer en la tentacion y comerse algo. Por unos 3.5 soles uno puede comer un rico plato con su arroz, su verdura y algo de carne. No obstante esto tiene su riesgo: las bacterias aqui son diferentes, por lo que un ataque de diarrea esta casi garantizado, pero esto no me preocupa, me armo de valor y voy a por un tamal de pollo que tiene una pinta maravillosa.
Perú es un país riquisimo en recursos naturales. Tiene literalmente de todo: oro, plata, cobre, estaño, agricultura. La minería se esta desarrollando de viento en popa y casi todos tienen trabajo. Ahora bien, todas estas riquezas naturales no tienen su reflejo todavía en la vida cotidiana de la gente. A decir verdad, los peruanos viven en unas condiciones muy austeras. La casa carecen de agua caliente y algunas ni siquiera tiene una ducha decente ( a esta la sustituye un tubito en la pared por donde sale el chorro de agua que va mojando el resto del cuarto de baño y saliendo por un desagüe en medio del suelo).
La gasolina en Perú es barata, y barato es el aire que se respira contaminado por la cantidad ingente de coches que circulan por las angostas calles arequipenas. Un dato curioso es que el 70% de los vehículos que transitan las calles, esta compuesto por taxis y buses importados de china que circulan impacientemente por todas partes.
Los peruanos son bastante tímidos y algo desconfiados, quizas por la supuesta delincuencia que subyace bajo la animada vida cotidiana empapada de regetón, pero aun asi encontramos un lugar para dormir en las ciudades que visitamos: Chincha, Arequipa y Puno.
Chincha es una de las muchas ciudades situadas a lo largo de la Panamericana. Es calurosa, caótica y bastante ruidosa, pero gracias a Gisela pudimos apreciar la hospitalidad peruana en nuestra primera noche en Perú. Muchos peruanos viven en grandes familias comprendidas por abuelos, hermanos, hijos, padres, as~i viven juntos, pero no revueltos.
Edith de Arequipa es enfermera, le gusta mucho reírse y esta casada con un exprofesor de colegio que dejo la docencia para ser pintor mecánico. Los sueldos de los enfermeros y profesores en Perú dejan mucho que desear (unos 800 soles = 200 eur). Tanto es así, que Edith en cuanto pueda se ira a cualquier lugar para trabajar si hace falta de cocinera con tal de ganar un sueldo mas atractivo. Tiene dos hijos y viven en un barrio a las afueras de Arequipa en una casita chiquita y sin agua caliente. Normalmente, toman una ducha caliente en la piscina que esta enfrente de su casa. A mi no me apetecia ir a las duchas de la piscina y disfrute de una refrescantes ducha que salia del tubito de la pared. Inolvidable!
Puno esta a las orillas de lago Titicaca a mas de 4000 metros de altura, esta apuntado a la lista Unesco, pero por la parte peruana esta contaminado. En Perú desgraciadamente no existe una buena educación ambiental. Tirar basura y residuos en el suelo es un hábito mas como lavarse los dientes. El que quiere hacer un esfuerzo para no ensuciar lo va a tener dificil, ya que no hay papeleras por ninguna parte. Cosa que tienen en mano, cosa que va a parar al suelo. Yo me resisto y tengo los bolsillos llenos de envoltorios, papeles, cascaras de plátano y algún panuelillo usado. Nos hospedamos con una familia compuesta también por tíos, primos, abuelos, nietos y demás que compartian una misma casa. La mayoría de ellos se dedicaban a la docencia y tienen el mismo sueldo precario que el resto de profesores en Perú. Sin embargo, la vida en Puno no es tan cara y se puede ir tirando con un sueldo de 1.100 soles. Lo de la lavadora en algunos lugares es un lujo, así que los fines de semana toca ponerse a hacer la colada y un barreno como hacían nuestras bisabuelas.
En definitiva, nuestra corta estancia en Perú fue como una adaptación al ritmo de vida latinoamericano. Larga es la Panamericana y nos quedan muchos kilómetros por delante. Volveremos a Peru 🙂