Alemania y Venecia
En Alemania es verdaderamente fácil viajar a dedo. No se espera mas de
20 minutos y la gente es muy abierta. En un día facilmente se puede
llegar al destino propuesto. Otra de las maravillas de este país es
que es muy sencillo preguntar a la gente si puedes quedarte a dormir
en su casa. Evidentemente, al principio te miran un poco extrañados,
pero finalmente con una sonrisa te dicen que si o que no. En Alemania
visitamos Konstanz, Ulm, Ausburg y Munich y cada día dormimos en una
casa diferente. Suiza no esta en la UE, pero debido a que se encuentra
en la zona Schengen los controles policiales no son muy frecuentes,
asi que paseando por las orillas del lago Bodensee o lago de Constanza
llegamos a Konstanz. Nada mas cruzar las invisibles puertas
fronterizas se respira un aire diferente al suizo: música en las
calles, gente vendiendo cosas en la calle, un perro con gafas y
camiseta roja haciendo malabares para ganarse los friskies del día.
Esto me hace ver que mi perro Nemo vive a cuerpo de rey. Aunque
también sabe hacer malabares todavía no hemos ganado un duro. En
Konstanz hay una catedral muy bonita y después de visitarla llega la
hora de buscar alojamiento. Después de preguntar a cinco personas, ya
tenemos un techo sobre nuestras cabezas. Ursi y Mario, dos estudiantes
de doctorado nos acogen en su casa. Nos echamos una partido de ping
pong en el parque y posteriormente a la cena jugamos una partida de
Kanifel (es un juego de dados que cada alemán tiene en su casa, algo
así como el parchís). En casi todas las casas en las que dormimos
jugamos a Kanifel.
Se dice siempre que todos tenemos un alma gemela. Yo no se si eso es
verdad, pero estoy segura de que todos tenemos un gemelo o un doble
idéntico a nosotros en alguna parte del mundo. Lo digo porque de
camino a Ulm se paro un chico para llevarnos unos kilómetros y os juro
por mi madre que era igualito a Adrien Brody. Me pregunto como sera mi
doble y donde vivirá… la mala noticia es que no puedo encontrar la
foto con el, así que tenéis que tomarme la palabra 🙂
Ulm no tiene nada de especial, pero lo que impone bastante es su
catedral. El “Ulmer Münster” es la principal iglesia luterana de la
ciudad, de estilo gótico y la mas alta del mundo. Mide 161,53 metros y
las vistas son espectaculares. Lo malo de subir a la aguja de la
iglesia es que se forman unos atascos arriba que casi no te puedes
mover porque la escalera de caracol es muy estrecha, por lo que acabas
abrazándote a todos los turistas del mundo. Esos momentos de cercanía
forzada se pueden aprovechar para saber algo mas del que te abraza con
su calor o simplemente practicar alemán haciendo preguntas tipo: Wie
geht es dir? (how are you?)
En Ulm hay muchos emigrantes turcos y una parte de la ciudad esta
habitada practicamente por ellos. Ese día se nos hizo tarde para irnos
a otra ciudad e intentamos encontrar un sitio para acampar.
Preguntamos a una familia que estaba haciendo una barbacoa si podemos
acampar en su jardín, pero el padre nos dijo que no, sin embargo nos
preparo una hamburguesa de ternera con la carne de la barbacoa. Madre
mía, era la mejor hamburguesa del mundo, con sabor a ajo, especias y
la carne un poco picante. Con la panza llena el mundo parece otra
cosa, y no tuvimos ningún problema para encontrar un sitio donde
dormir. Otra familia turca nos ofreció dormir en su casa esa noche y
tomando un te turco les contamos nuestras aventuras.
Nuestro viaje por Alemania finalizo en Munich donde pasamos 5 días. A
Lin le encantan las iglesias y creo que visitamos literalmente casi
todas las iglesias de todas las ciudades donde estuvimos. Además hay
una gran oferta de museos, exposiciones, palacios y parques para
visitar. Lo que mas me gusto de la ciudad fue el museo de arte
contemporáneo donde se presentaban obras de artistas que no conocía
antes, por ejemplo el dibujante británico David Shrigley. El absurdo
de sus dibujos me hizo reír a carcajada limpia 🙂
Todos sabemos que los coches alemanes son magníficos, pero después de
visitar el museo de BMW casi acabo por comprarme uno.
En Munich dormimos en 5 casas diferentes, en 5 barrios diferentes. En
casa de un ex boxeador adicto a la mariguana, una diseñadora de coches
que justo trabaja para BMW, un matrimonio que no sabe vivir el uno sin
el otro y su casa es su limbo, una pareja de estudiantes super
amables, un economista que ha decidido cambiar su vida y ahora quiere
estudiar trabajo social, cada uno con una historia diferente y todos
viviendo en la misma ciudad.
La experiencia alemana ha llegado a su fin y nos vamos de camino a los
Alpes en Austria. No obstante, el tiempo no acompaña y a cada vez que
ponemos un pie en la montana se pone a llover a cantaros. En Innsbruck
decidimos pasar de los Dolomitas e irnos a Venecia.
Venecia es un sueno, es una ciudad mágica y a pesar de las hordas de
turistas conserva su encanto histórico. Su belleza contrarresta los
malos olores de los canales, los atascos de turistas en sus calles
estrechas y sus precios astronómicos. Creo que uno no puede morirse
sin visitar antes esta ciudad. Sin embargo, una de las dificultades de
Venecia es que los italianos para mi sorpresa son muy cerrados. La
gente es bastante desconfiada, y preguntarles si puedes dormir en su
casa es casi una ofensa. Te ponen mala cara y ofendidos te dicen que
NO. Tras preguntar a 100 personas (unas 4 horas preguntando a la
gente) nos encontramos con Marina que vive en la típica casa veneciana
en el centro de la ciudad. Su casa tiene dos pisos y unas 5
habitaciones. Los techos son altos y los ventiladores te permite
sobrevivir a la alta humedad que se respira aquí. Heredo la casa de su
familia, y su tío era coleccionista de arte. Solo con decir que su
casa era como un museo os puede ayudar a imaginar que suerte tuvimos
en toparnos con esta magnifica mujer.